¿Hay alguien ahí? : muertos en vida, duelados en red

Ritualizar consiste en traducir esas emociones en un relato, por eso se asocia al mito como relato simbólico (Marta Allué, 1998, p.69)

A lo largo de toda nuestra existencia experimentamos un vínculo con la muerte y lo atravesamos de diferentes maneras, ya sea ante la pérdida de un ser querido o el fallecimiento de una figura pública, que despiertan un duelo colectivo en la opinión pública. De cualquier manera, el duelo y el ritual fúnebre resultan ineludibles a la vida social. 

Los rituales de muerte y los procesos de duelo en las redes sociales despiertan tantos interrogantes como reacciones cargadas de escepticismo, sin embargo  son prácticas que innegablemente están instaladas desde hace tiempo en nuestra sociedad. Por rituales de duelo, mortuorios o fúnebres en redes sociales me refiero a la extendida práctica social que consiste en publicar en plataformas sociales, como Facebook e Instagram, pero también en otras redes y páginas web, una serie de mensajes, fotos, videos y otros contenidos en carácter de despedida, condolencia u homenaje hacia una persona fallecida. Los homenajeados varían tanto como el perfil de usuario que realiza esta práctica: familiares, amigos, personas públicas o conocidos.

En este sentido, las redes sociales se constituyen como una herramienta de expresión que puede contribuir en la superación de una pérdida, funcionando como un canal de desahogo.

Ya no da pensar que hablamos de algo nuevo. Estas prácticas se realizan desde hace varios años y en el caso particular de Facebook, su existencia fue institucionalizada por la plataforma en 2009 al ceder ante la práctica ya realizada por miles de usuarios, otorgándole cierta legitimidad y estableciendo una serie de pautas que normativizan lo que ya hacían los usuarios. 

Martine Segalen, etnóloga francesa, escribe sobre la actualidad: “Aparecen nuevas prácticas como la incineración, que genera una sensación de malestar por falta de referencias para realizar los gestos que calman el dolor de los vivos y que hacen que los difuntos ocupen un lugar entre los muertos, empezando por el lugar físico. La muerte es siempre la manifestación de un desorden que en todas las culturas se acompaña con gestos que permiten retomar el curso normal de la vida, desde hace años demasiados entierros sin ritual han  dejado a los vivos desolados, por lo que sin duda se están gestando nuevos ritos.”

Es claro que el ritual mortuorio ha existido siempre y en cada época adquiere características y rasgos particulares relacionados al contexto histórico y social donde se enmarca. Realizar un análisis de cada etapa que han atravesado los rituales sociales permite interrelacionar los diferentes estados de la sociedad, juzgar los comportamientos de los agentes, sus subjetividades y su historia en relación a los procesos políticos, sociales y económicos de cada periodo. En tanto es un proceso de retroalimentación y feedback permanente, el contexto social nutre y modifica los ritos, y a su vez el análisis de cada rito en cada sociedad permite comprender con mayor profundidad el grupo social estudiado, en tanto los rituales dicen mucho de la sociedad en la que se gestan.

Al respecto Silvia Barei plantea que cada época se ve signada por las tecnologías del momento y, en consecuencia, estas constituyen nuevos “paisajes antropo-tecnológicos” según los cuales los nuevos medios estarían reconfigurando el mapa social y el paisaje humano-cognitivo.

La expresión pública de los deudos por medio de las redes sociales se presenta como una consecuencia directa de la necesidad de comunicación en una sociedad que vive en constante aceleración y por ende no posee el tiempo suficiente para dedicar al duelo.

En este sentido no podemos dejar afuera la función comunicativa  que posee este lenguaje ritual. Ksenia Sidorova, en su artículo “Lenguaje ritual: los usos de la comunicación verbal en los contextos rituales y ceremoniales” introduce algunas cuestiones muy interesantes para pensar la comunicación con los muertos: es solo a través del lenguaje ritual que se vuelve posible establecer una comunicación entre los mortales/vivos y los seres trascendentales/ muertos. Claramente, el lenguaje ritual se diferencia del lenguaje profano al poder aportar términos, una lengua y una capacidad única al momento de acortar el puente entre vivos y muertos para permitir la comunicación entre ambos mundos. De esta manera, podemos decir que el lenguaje ritual permite y aporta modos de nombrar el mundo, la experiencia, y tiene la capacidad de verbalizar y hacer posible una comunicación trascendental, algo de lo que el lenguaje profano es incapaz.

En este contexto es pertinente preguntar ¿Cómo las redes sociales transforman la experiencia de la muerte de un ser querido y se convierten en un espacio más para la celebración del ritual de duelo? ¿Cómo varía esta experiencia y el uso del espacio de la red según las particularidades de cada internauta?

Las preguntas buscaron ser resueltas en base al testimonio de una serie de informantes de diferentes géneros y edades que atravesaron recientemente la muerte de un ser querido. El análisis de estas entrevistas mostró que las redes sociales forman una parte ya intrínseca a las vidas sociales de los informantes y que estas se han convertido en ámbitos por donde busca reflejarse cada arista de nuestras vidas: social, académica, laboral, religiosa, política, etc. Por ende, una vez que la vida llega a su fin, resulta lógico que este hito también sea plasmado en las redes y que estas sean adoptadas por los usuarios a medida que les permita celebrar estos rituales ancestrales como son los rituales fúnebres.

Por otro lado, la segunda pregunta, es respondida por todos los informantes al afirmar que definitivamente la variable proximidad influye mucho en el tipo de despedida que se le realiza a los fallecidos. Los datos demostraron que a mayor proximidad y profundidad en el vínculo, los dolientes tienden a prolongar por más tiempo la necesidad de publicar mensajes a su ser querido fallecido en sus redes a medida que transitan su duelo. Respecto al género y edad de los fallecidos, las variables son indistintas y no afectan la expresión en redes sociales. Sin embargo, sí fue sorprendente a los fines de esta investigación el hecho de que no sólo son usuarios jóvenes los que realizan este tipo de prácticas, sino que también personas mayores han adquirido la costumbre de expresarse en sus redes luego del fallecimiento de un ser querido.

Esta nota es una adaptación realizada por Isla Cyborg de la tesina de grado de la Lic. en Comunicación Social Abril Williams, titulada “Rituales de duelo en la era digital: una aproximación desde las redes sociales” (Noviembre, 2020). 

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