Al imperio de la hegemonía, lo popular

Alfonso Torres Carrillo es educador popular e investigador social. Es profesor del Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad Pedagógica Nacional (Colombia), Magíster en Historia (Universidad Nacional de Colombia) y Doctor en Estudios Latinoamericanos (UNAM, México). Además escribió varios libros y numerosos artículos sobre educación popular, movimientos sociales e investigación alternativa. 

En la transformación de las sociedades modernas, donde se movilizan las estructuras y los sujetos se moldean al pensarse a sí mismos, no podemos dejar de lado a la pedagogía como herramienta de cambio social inminente. 

Las modalidades de aprendizaje y las estructuras de alfabetización, no son piezas inocentes: transforman las maneras en que percibimos el mundo. En este contexto la educación popular es una corriente que avanza: una orientación teórico metodológica que llega desde el ámbito de las ciencias sociales y que ha sido útil para ejercer una resistencia a los modelos dominantes (principalmente educativos, pero también políticos y sociales).

Hablamos de lo popular como lo otro, la opción opuesta a la idea imperativa de la hegemonía. No hablamos del fetichismo de la marginalidad, sino de una construcción alternativa sobre las necesidades territoriales: y de eso en América Latina sí que tenemos tela para cortar. 

Isla Cyborg tuvo la posibilidad de encontrarse con Torres Carillo, uno de los referentes principales de está corriente en todo el continente. Aprovechamos los pasillos de la Universidad Nacional de Cuyo (Mendoza, Argentina) para conversar sobre cómo percibe el vínculo que mantiene actualmente la educación popular con las nuevas tecnologías. 

MJ: ¿Cuál es el rol que cumplen hoy en día las nuevas tecnologías en relación con la pedagogía?

ATC: Yo vengo de la educación popular como territorio de práctica, digamos que esta es una realidad en América Latina desde hace ya unas cuatro décadas y ha procurado echar mano a lo que se presenta como una oportunidad tecnológica. Esto viene de Freire, cuando él hizo sus propuestas de alfabetización proponía ya  el uso de las nuevas tecnologías, desde el uso de proyectores de cine o de diapositivas, esto luego se amplió en la medida en que  apareció el uso  los ordenadores como una posibilidad de comunicación entre los educadores populares. 

En las prácticas pedagógicas contemporáneas, más aún en este contexto de la pandemia y de las cuarentenas se a venido, aunque muy lentamente en este ámbito, digamos generalizando el uso de plataformas y programas que facilitan o respaldan la educación educativa no presencial, considero que ese es el mayor acercamiento que se ha tenido desde la educación popular a las tecnologías. 

MJ: ¿Cuál consideras que es el mayor desafío de la educación en tiempos de sobreinformación?  

ATC: Podríamos decir que ahorita estamos asistiendo a una ideología de la ratificación o magnificación de las nuevas tecnologías y del mundo digital que por supuesto es una herramienta de comunicación, más sin embargo la educación en sí es una mediación cultural en sí misma, entre sujetos y sujetas, es allí donde está lo principal. Si ese vínculo, esa relación, ese diálogo puede respaldarse también en aportes tecnológicos pero estas no reemplazan nunca los sentidos, las intenciones y las mediaciones socio pedagógicas que le dan su fundamento. 

A veces, aunque las conversaciones sean breves, entre la gente y los escalones, no hay que dejar de aprovechar las voces de quienes todavía se animan a pensar en otro mundo posible, donde las estructuras tal y como las conocemos se vuelven vetustas ante la vorágine de la transformación y lo más valorable es encontrar pilas y voluntad de cambio.

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Maria Jesus Abril

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