Criaturas en un mundo postgenérico

Queridos habitantes de la Isla,

El tiempo no es una figura que nos represente y sin embargo, andamos detrás de él.

Hoy, se cumple un año desde el primer día que la Isla fue tomada y desde ese momento no hemos parado de emitir visas a turistas e inmigrantes que nos visitan en busca de un híbrido en construcción constante entre tecnología, sociedad, comunicación, arte y algo más que vaya surgiendo.

Comprendemos que es esa misma ubicuidad del cyborg la que nos ayuda hoy a festejar, a contabilizar los días de una máquina mortífera que en el fondo se reconoce inmortal.

Aunque no queremos confundirlos con el presente mensaje: no es este un ensayo ontológico sobre una suma de intereses comunes (quien dice comunes dice cómodos) que pueden compartir los habitantes, es más bien una solicitud de mensaje en Facebook de alguien que nunca vimos, pero le damos like porque de vez en cuando dice algo acertado: la búsqueda de una hermenéutica diversa y conflictuada, como nosotros mismos.

Mejor dicho buscamos, re organizarnos, presentarnos como un ámbito posible de una idea abstracta, metafísica. Agradecemos todas sus estadías en la web, que compartan nuestros intereses, que nos sigan, que nos lean o reflexionen con nosotros: pero más agradecemos, sus dudas, sus incomodidades, su sentir de filosofía punk que transgrede la crítica y apela a un diálogo infinito.

Esperamos que vuelvan siempre, que nos encuentren e inviten amigos aunque sepamos que la ubicación geográfica de la Isla es complicada de encontrar en los mapas.

Volverán a preguntarse entonces ¿Es Isla Cyborg un lugar?

Tal vez. A lo largo de este año hemos intentado trazar las coordenadas exactas para que puedan ubicarla: trata de fronteras trasgredidas, de fusiones poderosas y posibilidades peligrosas que gente progre puede explorar como parte de un trabajo político necesario.

Creemos en una naturaleza que no puede ser conquistada, porque es construida socialmente por una comunidad que en tiempos de sobreinformación elige leernos. En identidades rotas, descosidas, recreadas con lo que se encuentre a la mano.

No tenemos biblias, pero usamos un manifiesto como guía. Uno que especifica lo que somos: organismos cibernéticos, híbridos entre máquinas y seres somáticos, funcionales , entre ficción y realidad. Es desde aquí que les escribimos, desde el compromiso, la parcialidad, la ironía, la utopía y la perversidad. Conformando un modo de vivir en la isla, como única opción posible: una realidad social basada en relaciones analógicas, en la construcción política, en un mundo de ficción.

Porque si la realidad no nos cuaja, nos inventamos una nueva.

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Maria Jesus Abril

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