Surrealismo pop: imágenes que emergen

Kitty Faingold es una artista visual nacida en Londres que creció en Argentina. Estudió arte en el país y después volvió a Londres, donde ahora tiene su estudio, a hacer una Maestría en Animación en el Royal College of Art (2017). En 2008 fundó Costado Galería con Constanza Giuliani, Flora Leal y Facundo Diaz.

Su obra incluye principalmente pinturas, dibujos, bordados y animaciones dibujadas a mano en 2D. Trabaja en los límites del surrealismo pop posmoderno. Aunque su trabajo es figurativo y a menudo narrativo, le gusta lo que dijo Susan Sontag: que el arte es una experiencia sensorial. 

En esta entrevista, exploramos su proceso creativo, sus inspiraciones y los temas recurrentes en su trabajo. También nos acercamos a su perspectiva sobre la relación entre la tecnología y el arte.

Sofía: ¿Podrías contarme cómo es tu proceso creativo? En tu statement nombrás el concepto de «vessel», de sentirte como un recipiente y canalizar imágenes. 

Kitty: Históricamente mi proceso es bastante surreal, en el sentido de que pienso más en imágenes que en un concepto. Y como que dejo que fluya y emerja la imagen en vez de necesariamente buscarla. Pero hace un tiempo, creo que a partir de estudiar animación, empecé a ser un poco más conceptual. No con respecto al mensaje, sino en encapsular las imágenes en una historia o en una narrativa. A veces me cuesta hablar del proceso porque siento que no tengo mucho control sobre el mismo, porque me gusta esa cosa surreal de las imágenes que aparecen y emergen. 

Supongo que parte del proceso es buscar referencias visuales por ejemplo, que desencadenan una inspiración, pero a veces esas referencias pueden ser totalmente aleatorias. Por ejemplo, veo un cartel medio kitsch bizarro en una tienda de ropa interior y pienso “está buenísima esa pose” y listo, como que ya defino toda una escena en mi cabeza. Con la pintura no boceto mucho, plasmo el dibujo directamente sobre el lienzo y trato de no controlar demasiado mi imagen porque me gusta que sean un poco incómodas las composiciones, quedarme cerca del margen o que el ángulo no sea correcto por ejemplo. Entonces hay como un tire y afloje con el nivel de control que me gusta manejar en las imágenes, pero generalmente lo que más me gusta es sentir que no tengo tanto control. ¿Viste que antes había personas que canalizaban espíritus y dibujaban automáticamente? Esa es la sensación que me gusta tratar de habitar.  

S: ¿Lo vivís como algo que viene externo de vos o que nace de adentro?

K: Me gusta el misterio de no saber. Me gusta pensar en metáforas y que quizá soy como un receptor de señal de un lugar como en un plano astral inmaterial. También me gusta pensar que es como una búsqueda psicológica muy subconsciente y surreal, basada en sueños por ejemplo, no sé si es como una indagación super profunda a un lugar que todos tenemos en el subconsciente muy enterrado o si es como una cosa que viene de un plano misterioso exterior. Me gusta ese no saber, y jugar con esas ideas. 

S: ¿Cómo abordas visualmente esta noción de subconsciente? ¿Cómo te gusta plasmarlo estéticamente? 

K: Creo que hay ciertos elementos que se repiten en mi obra que para mi son muy cargosos a nivel simbólico, que se vinculan mucho con un surrealismo un poco gótico fem, por ejemplo: rosas rojas, tacos altos rojos, labiales, espejos, escaleras, muros, camas, máscaras. Cosas así que me parece que de por sí son imágenes bastante alegóricas. 

S: Es muy fuerte en tu obra este mundo fem onírico. En tu statement también hablas de tu interés en ciertos simbolismos que se reflejan en la literatura que conforma el “Female Gothics”. ¿Qué es lo que te atrae de este universo? 

K: Me estimula mucho esta tradición literaria de Female Gothics, que es como un linaje de autoras que exploran quizá una cosa muy parecida desde la escritura como un acto feminista de una exploración psicológica, que tiene que ver con vivir en una sociedad  patriarcal pero que va más allá de eso y tiene que ver con una fascinación con el horror, la fantasía, el romance, que no se si serán culturales o algo innato que tenemos algunas mujeres. Fascinaciones un poco morbosas, con otras mujeres, obsesiones con apariencias, neurosis, rebeldías. 

S: Veo que te gusta el psicoanálisis

Me interesa mucho, he leído un poco de Jung que me encanta. Desde muy chica me ha fascinado siempre la mente humana y sus misterios. En realidad, lo que me gusta de la psicología es encontrarla cada vez más misteriosa, no entenderla cada vez más. Y me parece que eso es una forma de teñir el mundo y la idea que uno tiene de la humanidad y de uno mismo como persona, teñirlo con un poco más de encantamiento y fascinación. Me gusta el misterio, me gusta sentir que la mente es un lugar vasto super interesante muy poco conocible, y mientras más tratas de investigar más extraño es. 

S: Justo estoy leyendo ‘The Creative Act’ de Rick Rubin, el productor musical. Y habla mucho sobre lo que se filtra en el proceso creativo, que no sabes si es propio o de dónde viene. Como este estado espiritual que el arte canaliza. 

K: A mi me encanta ese approach. Hay artistas a los que los nutre otras cosas para la creatividad y tienen procesos muy diferentes, pero a mi eso es lo que me da ganas de crear. Me gusta como artista sentirte una bisagra entre lo personal y lo trascendental. Lo que puede tocar a todos, quizá un lugar que todos habitamos. Creo que eso se puede lograr muy bien a través del surrealismo. 

S: ¿Hay algo en particular que te gustaría que tus espectadores sientan o te gusta dejarlo abierto?

K: Me gusta dejarlo abierto, sentir que estoy transmitiendo una serie de emociones o como un vibra que se entienda, pero que esté abierto porque, como comentaba, no me gusta sentir que yo tengo el control y todas las respuestas y que se exactamente lo que estoy haciendo, para qué y a dónde quiero llegar, entonces se me hace inevitable que esté abierto. Pero, por ejemplo, en las animaciones que he hecho no hay diálogo, y eso como que ayuda a que se sienta más esa cosa simbólica que uno interpreta y me parece que te involucras más con una obra que tiene un poco de misterio. O es mi gusto personal. 

S: En Isla nos gusta explorar cuál es la relación del arte con las nuevas propuestas tecnológicas, me gustaría saber cuál es tu visión en general, y sobre herramientas como AI o realidad virtual.

K: Sobre el AI tengo opiniones más bien sociocríticas, y no lo buscaría nunca como una herramienta de creación. Instintivamente soy anti AI. Aparte porque me da miedo y una crisis existencial. Me parece que es incompatible con mi forma de pensar y lo que me gusta crear y sentir.

En cuanto a lo digital, mis animaciones son en su mayoría digitales aunque hice algunas cosas analógicas. Me gustó mucho el poder que me dió de crear un mundo, me sentí completamente liberada en cuanto a que la única limitación era mi propia imaginación y eso está buenísimo, es como una sensación que te da muchísima confianza y poder. Pero el proceso en sí, es como que no era muy satisfactorio. Tengo una relación dubitativa con lo digital. Como herramienta me parece fantástico, súper creativo y está buenísimo, pero le falta romance. Eso es lo que me pasa. No le pude dar la vuelta de rosca a la poesía y a esa cosa más romántica que si tiene el mundo material que es mucho más sensual. Es como que hay que inyectarle alma a lo digital a veces. Quizá es porque no he explorado lo suficiente en eso o quizá le estaba pidiendo peras al olmo, y tendría que haber buscado hacer otras cosas, con algunas estéticas es super compatible. En fin, tendiendo a ser neutra en el tema de las creaciones digitales, y en cuanto al AI me llena el alma de pavor. 

S: Ahora estás trabajando mucho en pintura de nuevo.

K: Si, hace un año y pico. Me entusiasmé muchísimo con la pintura y saqué una serie. También estoy haciendo bordados. Creo que fue un poco una reacción a los años que pasé haciendo animaciones digitales, y volví a hacer estos bordados.Esto es lo que digo de la necesidad de la manualidad. 

S: ¿Qué pensas sobre el modo en que la tecnología cambia la relación con los espectadores? ¿Cómo vivís este proceso comunicativo digital? 

K: Tengo sensaciones mixtas con respecto a eso. Por un lado, si uno es artista suele ser una persona que hace sus creaciones en pos de compartir, entonces es medio la actitud natural de un artista querer mostrar, y lo digital es una herramienta que está buenísima para eso. Pero a la vez Instagram está tan saturado con todo tipo de contenido y con mucho contenido super comercial o con proyectos narcisistas a full. Entonces exponer arte en un medio donde quizá pertenece y quizá no se siente extraño, a veces siento que lo estás haciendo porque lo tenes que hacer, y se siente como natural y antinatural al mismo tiempo. 

Soy una persona muy tímida y me gusta mostrar mi obra pero no a mí. Y siento que las redes sociales están diseñadas para mostrar mucho de vos y tu mundo como persona. Que es interesante, a mi me gusta ver más de los artistas que sigo, los bastidores, conocer más de esa persona. Me parece fascinante. Yo me siento un poco impostora, pero es un desafío creativo. Tomé la decisión de que quiero estar en las redes para poder compartir mi obra y voy a tener que ser creativa con eso también. Si puedo lograrlo, quizá hasta lo termine disfrutando. 

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