Y entonces ¿Cuánto vale un NFT?

“El arte es una mentira, que nos hace darnos cuenta de la realidad”

Pablo Picasso

Sí, ya sabemos que el mundo está cambiando, pero a veces no alcanzamos a entender bien cómo. Hablamos constantemente de cómo las nuevas tecnologías atraviesan nuestras formas de consumo y sin embargo solemos pensar que este está más bien vinculado a la compra/venta que a otras aristas igual de cotidianas, como la belleza por ejemplo. 

El arte sin embargo (del cual podemos debatir su vínculo con la belleza en otra oportunidad) se aproxima y se vincula constantemente a la vanguardia tecnológica, sobre la cual muchas veces tenemos los nombres (NFT) pero en verdad no sabemos bien de qué se trata. 

Planteaba Russell, filósofo británico, que la filosofía no debía ser medida o estudiada por las respuestas concretas que otorgaba a sus problemas de investigación sino por el valor mismo del problema. Salvando la distancia, en la forma  de captar el arte que tuvieron los NFTs, pasa algo parecido.

Vamos de a poco ¿Que son los NFTs? Para eso tenemos que plantear una idea previa: la de bienes fungibles o no fungibles que existen dentro del sistema jurídico. Los primeros son los que podemos intercambiar en base al valor numérico que poseen (un billete por ejemplo) y los segundos son bienes insustituibles, que no son equivalentes a otro, como una obra de arte. 

Los NFT (Non – Fungible Token) son, valga la redundancia, un token (una unidad de valor que se le atribuye a un modelo de negocio) no fungible. ¿Es lo mismo entonces que una criptomoneda? No, son exactamente opuestos. Un bitcoin por ejemplo es intercambiable, igual que un billete o un ticket canasta, y un NFT es único, no puede intercambiarse porque no tiene un equivalente. Serían cara y contracara de una de estas “nuevas” movidas tecnológicas. 

Entendiendo esto vemos que el rango de posibilidades es infinito desde incontables rubros, pero uno en los que se destaca es el mundo artístico, por razones obvias. Los primeros NFTs coleccionables surgieron en Ethereum, una plataforma digital basada en tecnología blockchain, conocidos como CryptoPunks: lo que hoy podemos considerar el primer ejemplo de objeto coleccionable del mundo de las criptomonedas. Algunos de ellos fueron vendidos en más de 20 millones de euros. 

Otro ejemplo de alto alcance mediático fue cuando en marzo de 2021 el artista digital Mike Winkelmann (Beeple) vendió un solo archivo JPEG por 69 millones de dólares. Actualmente es el dueño de la tercera obra de arte más cara vendida por un artista vivo. 

Entendemos entonces por qué este formato desata múltiples debates en torno al uso de estos bienes. Sin embargo ¿Cuál es el valor del arte? ¿Acaso se encuentra en la encrucijada entre el precio que el mercado de lo fungible le da a una obra y el juego del absurdo que permiten los NFTs en el futuro de lxs hacedores artísticos?

Sabemos que muchas veces, cuando aparecen cuestiones nuevas la tendencia social es rechazarlo, sobre todo cuando venimos acostumbradxs a cierto consumo que ya se nos había hecho cotidiano. No decimos que no hay que bardear a la tecnología novedosa, ni tampoco amarla. Simplemente que puede existir una visión no tan fatalista del asunto y lograr encontrar un punto intermedio.

Algunas consecuencias beneficiosas que no podemos omitir es que el uso de esta tecnología permite al lxs creadores generar certificados de autenticidad para el arte digital (algo que desde el uso masivo de internet parecía imposible ante la posibilidad de ser copiado o reproducido de manera infinita y sin poder ser diferenciado del original) y de este modo también financiar su trabajo. Históricamente las obras de arte ganaron valor por su estatus de exclusividad, su capacidad de ser único y en muchos casos imposible de replicar: el NFT le da esa chance al arte digital. 

Pero como ya sabemos: no todo lo que brilla es oro. El uso de estas tecnologías tiene dos puntos grandes en contra (más allá de las apreciaciones morales que sin dudas se pueden plantear respecto a este esquema de comercialización). El primero es el impacto que genera en el ambiente por el alto consumo de energía que requieren los procesadores para garantizar que el cifrado de un bloque tenga validez. El segundo es por supuesto el nivel de especulación financiera que significa, otro punto en que puede comprarse con las criptomonedas. 

Podemos entonces pensar ¿Cuáles son las consecuencias de las nuevas formas de digitalización sobre la creatividad? ¿Vale más un NFT que un boceto en un papelito hecho con crayón? ¿Y qué es el tallado en mármol de un escultor? Sin embargo la pregunta parece retórica pero siempre lleva a un mismo punto de partida ¿Cuál es el valor del arte? 

 

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[…] Desde Isla pondremos a disposición una muestra visual de arte digital a partir del trabajo con inteligencia artificial en formato NFT. ¿Sabés de que hablamos cuando hablamos de NFTs? […]

Agustín
Agustín
1 year ago

Muy interesante! Gracias por estos aportes, ya tengo mi primer NFT en Lemon jeje.